martes, 27 de enero de 2015

Pan de trigo y espelta integral


Los panes elaborados con harina de espelta son magníficos, muy sabrosos y dulces, aunque para mi tienen un “pero”: la consistencia pesada. Son panes que sacian muy pronto por lo que los que somos de comer pan, acabamos demasiado llenos. Para el desayuno son excelentes, con una capa de mantequilla y/o mermelada, con un buen chorreón de aceite de oliva verde, con queso fresco etc., ahora bien, si lo que se pretende es montar un buen “companaje” a base de unos quesos, jamón, embutidos ibéricos, patés o sobrasada este pan no es el ideal, por supuesto siempre bajo mi punto de vista.

 Por eso, había que “inventarse” un pan que por una parte y razón de peso, tuviera el sabor de la espelta, ese sabor a cereal concentrado, apenas alterado por el paso del tiempo, de buena digestión, repleto de propiedades, perdidas por sus parientes los trigos transgénicos, único de esta harina antigua tan rica en minerales, vitaminas y fibra (espelta integral ); y por otra parte, que fuera más ligero de consistencia, con bien de alvéolos, en fin, las típicas cualidades del pan blanco, elaborado con harinas de trigo de calidad. 


En esta entrada os animo a tod@s los panarras que acostumbráis a leer y/o consultar este blog, a que os pongáis con las manos en la masa tras comprar algo de harina integral de espelta y harina de fuerza o media fuerza, para disfrutar de este sabroso pan. Os puedo asegurar que os llenará la mesa de alegrías, el paladar se perderá en ese mundo “pantastico” de los “companajes”y cautivareis a vuestras cuñadas y como no, a vuestra queridísima suegra, siempre acechando en vuestra cocina, y tanto que si.
Y el día del “horneo”de este excelente pan, para aprovechar el calor del horno, se puede hacer un arroz al horno o unas verduritas escalibadas para acompañar una carne o un pescado.


Cantidades para elaborar dos panes hermosos:

500 g harina de media o de fuerza
500 g harina integral de espelta ecológica   

220 g agua
250 g zumo de naranja natural
50 g aceite de girasol
30 g leche en polvo desnatada
20 g sal
20 g levadura fresca

El día de antes preparar un prefermento con:

300 g harina de fuerza
180 g agua
Pizca de levadura

Desleir la levadura en el agua templada, añadir la harina, mezclar ( no amasar ), hacer una bola, embadurnar con aceite para que no se seque en exceso y tapar en el bol hasta el dia siguiente en un lugar fresco ( en la cocina de casa ahora en invierno 17º)

El día D:

Templar el resto del agua junto con el zumo, desleir la levadura y añadir al prefermento. Mezclar bien. Añadir el resto de harinas, la sal, la leche en polvo ( puede ser opcional ), y el aceite. Mezclar y amasar 10 minutos. Hacer una bola, embadurnar con un poco de aceite y dejar leudar tapada durante media hora.
Dividir la masa en dos, bolear y formar en batard o dejar en bola para hogaza. Humedecer un paño de algodón, esparcir semillas en otro seco. Hacer rodar el pan primero en el paño húmedo, después en el seco con semillas ( en mi caso pipas de girasol peladas y sésamo ). Dejar leudar tapado en lugar templado hasta que doble el volumen inicial ( 1 hora aprox. )

Greñar y hornear durante 10 minutos a 250º, con algo de vapor. Después dejar horneando durante 40 minutos a 190º.
Dejar enfriar sobre rejilla.





Por la tarde, en casa de Rosa y Joan, amigos y vecinos, hicimos la cata del pan con un surtido de quesos, jamon y una suculenta ensalada de hojas de rúcula y lechugas con rulo de cabra y unos chips de bacon seguido de una excelente “quiche” de alcachofas espectacular que había preparado Rosa para la ocasión ( prometió la receta para el blog ). Un vino claro de la France puso el toque de color y parte de la alegría de la noche.