viernes, 27 de junio de 2014

Pastelitos de arroz de Bilbao





























Despues de una buena comida o cena en compañía de  buenos amigos surgen ideas, planes, y, también, intercambio de recetas, por supuesto.
Y menuda cena la que nos “apretamos” con Jesu y Amaia, amigos de hace años de Joan y Rosa, que a su vez son amigos y vecinos nuestros.

Y esto salió de otra cena del año pasado, una de estas cenas informales, de picoteo, con unos tacos de quesos, unas lascas de jamón, unas ensaladas, unas quiches, y unas botellas de vino, si, una de esas cenas en las que no quieres llenarte demasiado y terminas  con el gin tonic, el chupito y el dulce que tienes en la nevera que no te conviene comer.

Ya lo sentenciaron  Jesu y Amaia:”-El año que viene vamos a bajar un bonito y haremos una rica cena”.
Pues así ha sido. Llegamos a casa de Joan y la brasa estaba en su punto, en la cocina andaba Rosa calentando la cebolla pochada con vino, el “pollo marino”, como llaman al bonito estofado con una salsa riquísima, que, me parece recordar que tambien llevaba vino, unas ensaladas de lechuga y cebolla y el pan que llevamos nosotros aún caliente, recién horneado.

La tarde que ya se iba, magnífica, las ronchas del bonito tenían una pinta espectacular y el Jesu, el maestro asador, controlando la situación, preparando la brasa, como debe de ser. Joan decidió que habia que echar un brindis, a modo de aperitivo, para empezar bien la velada.
Un xacolí frio, con unos canapés de foie y otros de rulo con alguna mermelada fueron los que dieron comienzo a la fiesta.

A continuación, el bonito calentado vuelta y vuelta sobre las brasas  cubierto con la cebolla caramelizada y regado con un clarete de estos que no mojan al pasar por la garganta pero que saben a fruta fresca.
Para rematar aquel manjar, el “pollo marino”, fantastico, con su salsa finísima. Todo un lujo para el disfrute de  nuestros paladares en muy buena compañía.





Y de esta velada surgió, hablando de platos de aquí y de allá, la receta de estos pasteles de arroz que, según nos comentó Jesu y Amaia, son un clásico de Bilbao, su pueblo.

Porque dicen, si, que hay crisis,  nos quitan el dinero de nuestro trabajo, nuestros ahorros ganados con esfuerzo, también pretenden robar nuestras libertades de pensamiento, los valores como personas.
Nos crean inseguridades e incertidumbres para poder dominarnos, movernos desde arriba con sus hilos cada vez más gordos (  los hilos…o los de arriba??)

Pero estos ratos con amigos, disfrutando de cosas sencillas, simples, como una barbacoa hecha en casa , entonando los éxitos de Georgie Dan,  saboreando un buen vino y echando unas risas, esto cuesta muy poco y nos permite tener momentos de felicidad que no nos pueden robar (¿???).

Dicho esto y poniendo punto y aparte,  según Jesu, estos dulces son un clásico de toda la vida de Bilbao, aunque para poder disfrutarlos tienes que hacerlos en casa, ya que de simples que son, en las pastelerias, a base de pretender sacarles más rendimiento, los hacen muy malos.

Y de qué se llaman de arroz si no llevan este cereal en la mayoría de los casos?.

Bueno, pues la historia que cuenta nuestros amigos Jesu y Amaia, es que esta receta la trajeron marineros bilbainos desde Filipinas, donde allá, la original sí la hacian con arroz pero por motivos que se desconocen sustituyeron éste por harina de trigo y así ha ido pasando la receta a las generaciones posteriores.
Variantes de estos pastelitos son las carolinas, con un acabado espectacular a base de merengue adornado (napado) con yema y chocolate fundido y/o las tartas.

Dice Amaia que, pese a su simplicidad, hay unas premisas fundamentales, a saber: el relleno debe de quedar a modo de capas que, de abajo a arriba ha de ser una primera capa tipo quesada, seguida de otra de menor consistencia tipo flan y una final a modo de souflé, con una costra fina y tostada en la superficie.







La receta de nuestros amigos:

125 g de mantequilla
125 g de azucar
1 cucharada sopera de harina de arroz
2 cucharadas soperas de harina de trigo
3 huevos
350 cc de leche
Láminas de hojaldre (1 ó 2)

PREPARACION:

Batir la mantequilla a punto pomada con el azucar hasta obtener una consistencia cremosa. Añadir los huevos de uno en uno mezclando bien en cada adición. Incorporar la harina cernida para evitar grumos y finalmente la leche, que hemos infusionado con canela en rama y corteza de limón, como el arroz con leche.

De todo esto resulta una crema bastante líquida con la que se rellenan los moldes forrados con lámina de hojaldre bien fino y estirado, para que trás la cocción quede crujiente.

Precalentado el horno a 180º, se hornean durante unos 20 minutos, sin pasarse,  (recordar que la textura de nuestros pastelitos ha de ser cremosa y húmeda), en la parte baja de nuestro horno,  y así  dé tiempo a la masa a una buena cocción.
Si gusta, una vez fuera de los moldes, puede adicionarse por encima azucar glace.

Delicatessen!!





 Gracias, Amaia y Jesu!







domingo, 22 de junio de 2014

Coca de San Joan: fiesta y tradición.





Y llegamos al solsticio de verano, “Puerta de los Hombres” según la cultura helénica, donde la magia cobra importancia y los conjuros y demás creencias reaparecen en multitud de pueblos para celebrar que estamos vivos y que salimos a las calles, al mundo, a conectar con todo lo que nos rodea, después del largo periodo de frio y oscuridad tras pasar el Solsticio de Invierno” o “Puerta de los Dioses”, encerrados en nuestras casas. Una cena a la intemperie con amigos, una coca de San Joan y una botella de cava o de moscatel, junto con el acto preferido para “sanjuanarse”, inicia el periodo veraniego, de dias largos y noches cortas, en contacto con la naturaleza. Os deseamos unas felices vacaciones. Aquí os dejamos algo para leer que, tiene sus toques curiosos, y si alguien se anima......
Supersticiones propias de San Joan:

1.  La joven que sale al amanecer y se encuentra con un perro su marido será un goloso perro durante su vida.
2.  Al salir, después de las 12, se encuentra con un gato negro es mala suerte para el futuro, felicidad si el gato es de otro color. (yo opino que un gato negro aleja las malas ondas)
3.  Si a medianoche se hace una cruz en los troncos de los árboles, producirán el doble.
4.  Si a las 12, mira la luna y después la higuera, la verá florecer.
5.  La higuera y el “pesebre” (helecho) florecen esta noche. Quien posea una de estas flores será muy afortunado.
6.  Quien vea florecer la hierbabuena esta noche será muy afortunado siempre que lo mantenga en secreto.
7.  En la víspera se planta la flor de la hortensia, en un tarro con tierra y agua. Luego se le hace un pedido poniendo fe en el bautismo de San Juan.
8.  Hay que lavarse las manos con agua de manantial para mantenerse joven y el cabello para conservarlo hermoso. Esa noche las aguas están benditas por el Bautista.
9.  Cuando llueve esa noche o al día siguiente, va a haber abundancia de manzanas.
Antes de la salida del sol hay que regar los árboles con agua de manantial, para que den bastante fruta durante el año.
Para tener buena siembra hay que tirar un pedazo de vela la noche de San Juan.
Para aprender a tocar guitarra hay que colocarse durante esta noche bajo una higuera.






Estas son algunas de las numerosas supersticiones y creencias populares que hacen referencia a la noche de San Juan. No sé si tu, tienes fe en estas cosas, si es que si, aquí tienes un montón de actividades que pueden alegrarte, al menos, la noche de San Joan.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, nuestros antepasados celebraban el momento en que el sol, creador y dador de la vida, se hallaba en su punto más alto en el cielo mostrando su esplendor y poder a los hombres y a su vez el momento en que comienza a decrecer en el solsticio de invierno.
Pues como os decía, para atraer su poder y su bendición sobre los hombres junto a sus animales y campos o casas, se organizaban grandes hogueras sobre las que se bailaba y se hacían conjuros; también rituales sobre el amor, para obtener pareja o bien conservarla.
El solsticio es el 21 aunque la tradición de nuestra iglesia lo ha adaptado, como innumerables actos paganos, a su calendario propio como festividad del santo.
Son los elementos, el aire, el fuego, la tierra y el agua los que cobran importancia en la noche mágica, pero en verdad el agua nos merece especial atención por estar presente en la mayoría de los ritos que siguen los adeptos a estos actos para obtener las bondades solicitadas.

Y porqué decimos la “verbena” de san Joan?, pues evidentemente por la importancia que cobra esta planta mágica, la verbena, en esta noche de junio, donde las muchachas casaderas la van a buscar a las doce de la noche para conseguir el amor del hombre que les interesa. También las parejas saltando la hoguera a la misma hora, la hora de las brujas, obtienen la felicidad y la fortuna.
En esta zona costera, es tradición ir a las playas a las doce y mojarse los pies, otros más valientes se adentran hasta situarse con agua en la cintura y mojarse con nueve olas para así obtener su fuerza.

Otro ritual consiste en tomar un cuenco de cristal o de barro, cualquier material menos plástico, y ponerle agua de mar o agua y sal marina gruesa y dentro introducir algún talismán como alguna piedra, una joya, una concha marina etc, y dejarlo a la luz de la luna durante toda la noche para retirarlo a primera hora de la mañana siguiente, así se cargan de energía positiva y se desprenden de todo lo negativo acumulado durante el año.

En cuanto al amor, se suele poner una vela ungida con algún aceite de cardamomo o de sándalo  y encenderla la noche de san juan usando alguna madera de la hoguera, después se toma una cuerda o cordón, si puede ser verde por aquello de la esperanza, sino vale cualquier otro, y se hacen siete nudos mirando la vela y pensando que atraemos el amor hacia nosotros, sin pensar en nadie en especial puesto que es para atraer el amor verdadero, y al apretar cada nudo hay que decir:” En esta noche de san juan atraigo el amor verdadero hacia mi”.

Bueno, esperamos que la noche del 23 de junio sea especial, al menos diferente del resto, y aprovechar para salir y conectar con las fuerzas de la naturaleza, para recargar pilas y comulgar con todo lo que nos rodea, el aire, el agua, la tierra y, un poco, el fuego de nuestra hoguera de San Joan.

La Coca de San Joan, receta de la abuela 



En esta ocasión, hemos confeccionado las cocas con una receta antigua donde la masa, tras extenderla y decorarla, se deja durante 15-20 minutos para que aumente y se hornea. 
Las proporciones para dos cocas medianas:

150 g azucar
350 g harina
50 g de mantequilla
50 g de manteca de cerdo
15 g de levadura prensada
2 huevos
1/2 vaso de leche o algo más
Piel de limon
cucharadita de anises
150 g de naranja confitada
150 g de cerezas confitadas
100 g de masa madre
50 g de piñones
1 cucharada de agua de azahar 



Preparación:

Desleir la levadura con la leche que no esté fria, añadir 100 g de harina, mezclar y dejar fermentar tapada (prefermento). Con la harina restante en bol de amasar añadir los huevos, las grasas, 100 g de azucar, pizca de sal, los anises picados, el agua de azahar, la masa madre y la ralladura de limón, amasar hasta tener una bola compacta. Mezclar las dos masas bien hasta que se despegue de las manos. Hacer dos partes, extender con el rodillo sobre dos latas de horno previamente engrasadas. Pintar las masas con huevo batido, repartir la fruta confitada y los piñones. Dejar reposar 15-20 minutos, espolvorear azucar por encima y hornear durante 15 minutos o hasta que tengan un color dorado a 180º. Dejar enfriar.
Acompañar con cava frio o con vino dulce.