lunes, 29 de diciembre de 2014

Pan blanco de molde II ( otra fórmula )


Como ya hemos comentado en otras entradas, el pan de molde es un tipo de pan que resulta fácil de elaborar incluso para la gente que nunca ha tenido la curiosidad de hacer pan. Además, es muy agradable y sabroso puesto que al fermentar en la caja o molde, se le pueden añadir ingredientes que le aportan sabor y textura tanto a la miga como a la suave y delicada corteza. Ha habido siempre cierta polémica sobre la autoría de este pan entre franceses e ingleses. Como en otras elaboraciones panarras parece ser que todos ellos quedaron conformes en dejar para los de las islas la patente del pan de molde y para nuestros vecinos los galos las barras, hogazas y todo lo que no va en “caja”, o sea, al “natural”.


La entrada de hoy es un delicioso pan con una formula afrancesada, por lo tanto lo llamaremos como ellos, es decir, “pain de miè” o pan de miga en nuestro amado idioma. Se caracteriza en especial por su miga suave, tierna y blanca, de alveolos mas bien pequeños y regulares, con una leve corteza blanda, fruto de un horneado relativamente corto en proporción a su tamaño.


 Lo que se pretende con este pan es poder cortar unas rebanadas muy esponjosas y densas al mismo tiempo que impidan que el relleno o la mezcla se escape por los agujeros de la miga, eso quiere decir que no es un pan demasiado ligero. Con un par estas rebanadas se consigue preparar un “sándwich” o bocata inglés, un emparedado con carnes, pescados, verduras u otro tipo de “rellenos” en su interior muy típico para tomar entre horas o en las comidas en el Reino Unido.


Para conseguir todo esto, la fórmula se enriquece con la incorporación de unos pequeños porcentajes de grasas, leche, mantequilla, aceite, que suavizan la masa a la par que le confieren sabor. También se le añade algo de azúcar pues alimenta y fortalece a nuestras aliadas las levaduras en sus tareas y a su vez le da al pan ese toque dulzón tan agradable.

Y, por último, nuestro pan de miga o de molde, se beneficia de un prefermento, en el caso de hoy de un poolisch con una baja hidratación ( 60% ), preparado el dia anterior, que le va a dar sabor y alargará la conservación.
Con todo esto, nos podremos a trabajar para elaborar un estupendo pan de molde, tierno y sabroso, para las meriendas o los desayunos y también para una cena a base de “companajes”.

 
Ingredientes para dos moldes de 30x10 cms:

1000 g harina de media fuerza o de fuerza ( y algo más para trabajar )
500 g agua
140 g leche
60 g mantequilla, manteca de cerdo, margarina..
15 g sal fina
35 g azucar
14 g levadura fresca ( puede valer la seca )

Con las manos en la masa:

El dia anterior:

Preparar el prefermento o poolisch.-

300 g harina media fuerza o fuerza
180 g agua templada
1 g levadura ( una pizca )
Mezclar hasta conseguir una masa homogénea. Hacer una bola y dejar tapada en un bol entre 18-24 horas ( si es verano en el frigo, en invierno a temperatura ambiente ).

El dia D:

En un bol de amasar, hacer un volcan con 700 g de harina. En el crater, 280 g de agua donde desleir 12 g de levadura fresca o medio sobre de levadura seca.
Añadir el azucar y mezclar. Incorporar la sal y seguir mezclando. Añadir la leche ( si es invierno templada). Amasar 5 minutos. Incorporar el poolisch y amasar hasta que presente una consistencia homogénea. Añadir la manteca de a pocos mientras se amasa otros 10 minutos. Cuando la masa esté fina, elástica y se despegue de las manos y/o del bol, pasarla a la superficie de trabajo ligeramente enharinada. Formar una bola, tapar y dejar reposar 30 minutos aproximadamente.

Mientras, engrasar los moldes con un pincel, bien con aceite vegetal o un poco de manteca o forrarlos con papel vegetal. Dividir la masa en dos, dar forma de cilindros ( importante sellar bien la junta ) e introducir en los moldes. Tapar y dejar leudar en un sitio cálido ( tarda menos ) durante 1 hora o más, hasta que doble el volumen inicial.


Calentar el horno a 250º. Pasado el tiempo, introducir los moldes en el tercio inferior del horno y hornear durante 10 minutos, después, bajar el termostato a 190-200º y seguir horneando 20-30 minutos más, dependiendo de cada horno.


 Pasado el tiempo, sacar los moldes, sacar los panes del molde y, si se desean más hechos volver a introducir los panes sin molde durante 10-15 minutos más en el horno.

Pasado el tiempo, sacar del horno y dejar enfriar sobre rejilla. El pan alcanza todo su sabor pasadas unas horas, incluso al dia siguiente del horneado.





lunes, 15 de diciembre de 2014

Madalenas tradicionales



Madalenas, magdalenas, qué son exactamente?, de donde han salido? Quien las ha inventado? Acaso fue María Magdalena, la llorona de la cruz? O, alguien con mucha imaginación que decidió complicarse la vida y en lugar de un bizcocho decidió hacer porciones individuales?
Su elaboración: harina, azúcar, huevos, aceite o mantequilla, impulsor y ralladura de limón. Hace unos años se les daba forma de concha pero en nuestro país hoy en día se presentan en moldes de papel rizado.


Gracias al impulsor y al calor del horno, crecen ayudadas por las burbujas de su interior y a la esponjosidad de la masa si está bien hecha, formando su clásico “copete”. En el mercado podemos encontrar los muffins y cupcakes que, aún elaborándose con los mismos ingredientes no tienen mucho que ver con las magdalenas.
Hay múltiples versiones del origen de este estupendo “invonte” pero vamos a dejarlo para el final y quien decida preparar unas cuantas aquí va una receta que, aunque no saben como las de mi abuela ( ya nada es como antes ), se parecen bastante en sabor y consistencia.


Las madalenas o magdalenas son como “bollitos”; se elaboran con una masa que tiene cosas en común con los bizcochos. Están muy buenas mojadas en un café con leche, con un chocolate caliente a la taza, simplemente con un buen chocolate de pastilla o solas. Hay quien les unta mantequilla, también están ricas.
Con esta medida salen entre doce y quince madalenas de unos 5 cm de base del molde, de papel arrugado, los clásicos. Si gustan con menos consistencia y más esponjosas, se puede aumentar la dosis de algún elemento liquido ( huevo o aceite ) respetando siempre la proporción con el resto de la receta.

Ingredientes:

240 g harina de repostería (floja)
125 g de azúcar
115 g leche entera o semi
125 g aceite de oliva suave
8 g impulsor (yo 2 gaseosas de papel. Vale levadura tipo “Royal”)
2 huevos tamaño L
Ralladura de la piel de dos limones (sin el blanco)

Con las manos en la masa:

Medir, pesar y preparar todos los ingredientes. Pre-calentar el horno a 200º/220º. Sacar los huevos con tiempo del frigo para que  atemperen. Batir los huevos con el azúcar a punto de nieve. Añadir la leche, el aceite y la piel de los limones. Mezclar, sin batir, con la harina cernida con el impulsor y movimientos envolventes para no desgasar la masa. Algunas recetas recomiendan introducir la masa 30 minutos en el frigo antes de llenar los moldes, nosotros no las hemos refrescado y han subido muy bien.
Rellenar los moldes hasta la mitad o un poco mas con manga pastelera o cuchara. Espolvorear algo de azúcar encima de cada unidad. Hornear a media altura o en el tercio inferior durante 15 – 18 minutos hasta que presenten un color dorado. Retirar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla.



Teorías acerca del origen de las magdalenas


He leído en alguna parte que del chorreo de lloros de María Magdalena ( de Magdala ) les viene el nombre de magdalenas al compararlas cuando chorrean empapadas de leche con el llanto desmesurado de ésta al pié de la cruz. Personalmente esta teoría la califico de “sinsorgada”, como dirían en Bilbao.

En otra parte dicen que su nombre ha derivado de la palabra de origen griego “magdalia” que significa masa de pasta. Nada puedo decir salvo que a pesar de mis estudios de “letras” y la corta búsqueda del término no he conseguido despejar las dudas.

También le atribuyen su origen a nuestros amigos los franceses con una rocambolesca historia muy similar a las otras que ya corren por este blog bautizadas como “historias curiosas” y que detallo a continuación para gusto de curios@s.
Según cuenta la leyenda, en 1755 Estanislao I Leszczynski (¡vaya nombrecito!), suegro de Luis XV de Francia y ex-rey electo de Polonia, duque de Lorena, ofreció una cena de gala en su castillo de Commercy. Pero durante el banquete, un sirviente le susurra en la oreja que un incidente en cocinas, parece ser que una disputa entre dos cocineros, acaba en enfado de uno de ellos llevándose consigo los postres que para la ocasión había preparado.

Para salir del paso, una joven sirvienta llamada Madeleine propone hacer una receta de un bizcocho que le había enseñado su abuela y, no habiendo nada mejor, se opta por esta solución.
El triunfo del postre fue tal que los invitados felicitaron al anfitrión por la exquisitez del bizcocho y solicitaron la presencia de Madeleine ante la nobleza para conocer a la artífice de aquel rico descubrimiento.
Estanislao decidió bautizar el postre con el nombre de la joven y así la comarca de Commercy adquirió popularidad y renombre. Este fué pues el nacimiento de la “Magdalena de Commercy”( la receta original en otro post ).


En España tenemos nuestra propia versión del origen de la magdalena. Se dice que la joven (no sé porqué siempre es una joven la encargada de pasar a la historia) de nombre Magdalena, servía unos bizcochos en forma de concha a los peregrinos del camino de Santiago. Y estos propagaron la receta a través de sus peregrinajes por toda la península.

Por otra parte y dejando a un lado los orígenes, hay quien las denomina “muffins” pero, aunque los elementos con que se elaborar son los mismos, harina de trigo, azúcar, huevos, mantequilla, leche y levadura, a diferencia de las madalenas, estos son de forma más achatada, sin copete, no son tan dulces, en ocasiones salados, y en cuanto a su elaboración se baten lo menos posible para que la consistencia sea más pesada y densa.

El origen de los muffins lo focalizan en Inglaterra aunque las “malas lenguas” vecinas argumentan que sigue siendo francés solo que con pequeñas variaciones propias del paso de una mano a otra de la receta original.


Tampoco tienen mucho que ver los muffins a secas con los muffins ingleses con forma de seta. Estos son como un “pan rápido”a base de un impulsor (no levadura)y bicarbonato sódico a los que se les resta cantidad de huevos para adicionar algún lácteo como nata o yogur. En su elaboración se preparan dos mezclas: por una parte los elementos secos , harina, azucar, impulsor y si lleva algún fruto seco y por otra los húmedos, leche, mantequilla, huevos...., después se unen ambas mezclas y se rellenan los moldes.

Por otra parte están los “cupcakes”, que tampoco son magdalenas sino que están emparentados con los pasteles (“pastel de taza”). Su origen es EEUU a finales del siglo XIX, y dicen que una tal Amelia Slimms bautizó con este término a unos pastelitos tipo tartaleta. Son realmente pastelitos individuales que se hornean en moldes similares a las madalenas y se terminan rellenos y/o recubiertos con ingredientes propios de los pasteles como crema pastelera, frutas, mermeladas etc.

Reservamos la receta de muffins y cupcakes para otros post.













jueves, 4 de diciembre de 2014

Pasta con trigueros y pesto


Harina, agua, huevo y sal en perfecta armonía. Bueno, podría ser una definición de la pasta: espaguetti, tallarines, macarrones, tortiglioni, gnocchi, fusilli, penne, pastas con rellenos,  un sinfín de formas y colores para todos los gustos.

Fácil de combinar y aún más facil de preparar se ha situado en los primeros puestos de comida más popular, en especia entre la gente joven. En principio la pasta se elabora con harina candeal, pobre en glúten pero rica en proteínas. Esta harina se obtiene de la especie triticum durum (trigo duro ), variedad antigua muy resistente a las enfermedades y a la sequía aunque menos productiva que otros trigos "retocados" por la mano del hombre. Sobre los orígenes de la pasta poco podemos decir que no se haya dicho, unos se lo atribuyen a Marco Polo, descubierta por éste en China e introducida en Italia allá por el siglo XIII; otros especulan en su antiguedad en Italia un siglo antes, pero los etruscos parece ser que ya machacaban los granos de diversos cereales,  los mezclaban con agua y los cocían con agua hirviendo y con ello se alimentaban.

 
Es un aporte de hidratos de carbono que, en algunos casos (pastas de colores) incluyen algunas vitaminas.
En la receta que nos ocupa hemos elegido unos espaguetti de colores y los hemos fundido con unos trigueros frescos salteados al dente, al igual que la pasta, condimentados con pesto y queso parmigiano reggiano.
Un plato equilibrado y rico, estupendo para deportistas y/o gente con alta necesidad de energia.



Ingredientes:
Espaguetti de colores ( 100g/persona)
1 manojo de trigueros
queso parmigiano reggiano
2 dientes de ajo
salsa de pesto
2 hojas de laurel
Aceite de oliva virgen
San
Pimienta negra



Preparación:
       
                   Poner una olla con abundante agua a fuego fuerte. Cuando hierva añadir sal, el laurel y los espaguetti. Dejar hervir a fuego vivo hasta que estén al dente. Escurrir y refrescar bajo el chorro de agua. Reservar.


En sartén y dos-tres cucharadas de aceite rehogar al "dente" los trigueros troceados. Añadir los ajos fileteados y saltear unos minutos. Incorporar la pasta, salpimentar al gusto y mezclar a fuego vivo durante uno o dos minutos hasta que los espaguetti se impregnen del sabor de las verduras.
Apagar el fuego. Aliñar con el pesto y mezclar bien. Una vez en el plato rallar o trocear el queso por encima.  




















sábado, 29 de noviembre de 2014

¡Lamardecuina cumple otro año!










El dia 28 de noviembre de 2011 en lamardecuina se publicaba el primer post, un pequeño "tratado-guia" de cómo hacer pan en casa. Con esta idea comenzaba un nuevo camino, lleno de ilusión y de incertidumbres al tener una serie de dudas pendientes de resolver acerca del contenido del blog.


Poco a poco ha ido pasando el tiempo y las dudas se han ido esfumando hasta llegar a un punto de no retorno. Hay que continuar con ello a pesar de todo, no se puede dejar algo tan bonito como la posibilidad de escribir y que estas líneas viajen alrededor del mundo, mezclándose entre culturas, entrando en las casas, casi sin permiso.

 Aquella vana idea de poner a disposición de tres "personitas", los hijos, mis pocos conocimientos para que les sirvieran en aquél momento delicado, cuando marchan del nido para comenzar a labrarse el futuro, ha pasado a ser, además de la idea original, una forma de traspasar fronteras, surcar mares, y que de ello se sirvan quienes lo necesiten o los curios@s que deciden probar recetas que ya conocen o nuevas.

Es un placer seguir aquí, es un honor tener visitas del mundo, como lo muestran las estadísticas, personas de America, China, Urss, etc, no es necesario nombrar todos los paises ya que no hay lugar donde no lleguemos con las nuevas tecnologías. 

Y por supuesto las de aquí, las de casa. Esperamos mantener este pequeño recetario y seguir creciendo, deseamos que cada vez nos visite más gente y que nos ayuden a aprender con sus comentarios, sus ideas y sus críticas, por supuesto.



A todos los que hasta aquí se acercan, de paso hacia otro sitio, quizás por equivocación,  visitas breves,-"Vinieras y te fueras dulcemente, de otro camino a otro camino, verte y ya otra vez no verte,pasar
por un puente, el pié breve, la luz vencida alegre"-, a tod@s desde lamardecuina:

                                                                  ¡ g r a c i a s!


                                                                     Y..........FELICIDADES


viernes, 28 de noviembre de 2014

Pan de molde con trigo y centeno integral


La idea más extendida del pan de molde es de un pan tierno, muy tierno, blanco inmaculado, que se rompe con solo mirarlo. Pero  no siempre es así. Se diferencia del pan básico en varios detalles: poco tiempo de amasado puesto que no necesita una malla fuerte de glúten para mantenerse, "se cria" dentro de una caja o recipiente que le sujeta y le da forma. No hay que tener demasiados conocimientos en panificación al prescindir del formado y tensionado de la masa.
 En definitiva, es un pan que requiere de pocos cuidados, es un poco "autosuficiente". Es el pan de "arranque" para los que decidan hacer su propio pan frente a las nuevas industrias panificadoras que invaden los mercados con masas gomosas e insulsas.
 Además, su conservación es más larga debido a la tasa de humedad ya que suele elaborarse con una alta hidratación, bien agua, leche o ambas (se puede congelar en rebanadas y tenerlo siempre fresco). También suele llevar en su composición algún tipo de grasa, sólida como mantequilla o margarina o liquida como aceite de oliva o de semillas.


En el último post de masas y panes, se comentó lo del pan de molde por la sencillez de su elaboración. Admite diversidad de fórmulas, todas salen bien. En la receta de hoy hemos conjugado dos harinas integrales: trigo y centeno, con toda la fibra, interesante a la hora de confeccionar nuestra dieta; el poder saciante de este pan hace disminuir la cantidad y, sobre todo, el sabor profundo a cereal, una delicia para nuestro desayuno con mantequilla, o, en nuestra cena con unas lascas de salmón ahumado y una mantequilla de hierbas.

También, como extra, hemos adicionado una  cantidad de avena en copos que previamente hemos remojado en leche para que no le reste humedad a la masa, la suavice y le dé sabor; algo de masa madre de trigo y centeno a modo de prefermento para aumentar el toque a cereal (opcional), y, finalmente, lo hemos"forrado" de copos de avena y pipas de girasol. El resultado ha sido un pan excepcional, "memorable" como lo calificaría JCCapel, de suave miga de tonos tostados que le confiere el centeno, húmeda y muy tierna, rodeada del crocante de las pipas  en su corteza.

Ingredientes para dos moldes de 31x11 cm:

600 g harina integral de trigo
300 g harina integral de centeno ecológica
100 g masa madre trigo y centeno(prefermento), o 100 g más de harina.
700 g agua
40 g aceite de semillas
14 g levadura seca
15 g de sal
7 g azucar
100 ml leche para remojar la avena
2 puñados de copos de avena ecológica (1 para la masa y otro para la envoltura
1 puñado de pipas de girasol

 Con las manos en la masa:

Mezclar las harinas en el bol de amasar y hacer un volcán. En el centro añadir el agua( si es invierno templada) y desleir la levadura, el azucar y el aceite. Mezclar hasta que se haga una masa pegajosa(es normal que se pegue mucho por la harina de centeno).
Añadir la sal y amasar durante 5 minutos. Añadir los copos de avena remojados en leche. Mezclar bien.
Después, sobre la encimera enharinada, hacer una bola y dejar tapada 30 minutos.

Dividir con un cortapastas o un cuchillo en dos mitades. Aplastar para desgasar y enrollar. Preparar un trapo húmedo extendido y otro con las pipas y los copos de avena secos extendidos.

Hacer rodar los rollos de masa primero por el trapo húmedo y seguidamente por el de las semillas hasta que esté bien cubierto de éstas. Introducir en los moldes previamente engrasados con aceite o mantequilla con la junta en la parte de abajo.

Tapar y dejar reposar durante 40-50 minutos. Cuando pase el tiempo y haya aumentado de volumen, hornear en el tercio inferior del horno a 220º durante 10 minutos (durante estos minutos si se proporciona vapor de agua mediante un cacharro depositado en el suelo del horno el aumento del pan es mayor), y a 190-200º durante 35-40 minutos.

Sacar y desmoldar. Si la base del pan no está bien hecha introducir en el horno sin el molde durante 10 minutos más.




















sábado, 15 de noviembre de 2014

Coca con nueces y pasas


Ningún secreto esconde esta estupenda coca, la he visto en algunos supermercados y en grandes superficies, pero estoy convencido de que el parecido por fuera nada tiene que ver con el sabor, la textura blanda y jugosa a la par que consistente, sabrosa y,  de verdad, que es de recomendación.

Básicamente, es un bizcocho, con aditivos que mejoran su sabor. Entre la "mice en place" de los elementos que lo componen, el montaje y el horneado, no se tarda más de 1 hora, pero, después, proporciona muchos momentos de alegria y felicidad. Nosotros tomamos un trocito en compañia de un café o infusión, a media tarde, o, después de la siesta si eres aficionad@ al clásico descanso post-comida.

Pero si te gusta a media mañana, o para el desayuno, tampoco desmerece, de verdad.

Tan fácil de hacer que dá la risa, la chanza, el despiporre, vaya. Conoces el bizcocho de yogur 1 2 3?, pues con eso, un puñado de nueces, otro de pasas y ralladura de piel de limón, vainilla o lo que te apetezca para darle un aroma fresco, tendrás tu coca de nueces y pasas en un periquete, y, de paso que tendrás esos momentos felices, se lo podrás pasar por las narices a tu cuñada favorita o, mejor, a tu adorada suegra. Creo que en lugar de poner medidas de peso, mejor las del propio botecito del yogur natural.

Para un molde rectangular de 20x28 o uno redondo de 22 de diametro,

1 yogur natural ( el envase es la medida )
1 medida de aceite de girasol( no da sabor )
2 medidas de azucar ( yo, mitad blanco mitad moreno )
3 medidas de harina
3 huevos medianos
Pizca de sal
Ralladura de 1 limón ( solo lo amarillo)
1 puñado de nueces
1 puñado de pasas sultana (poner a remojo con agua templada )
Azucar para espolvorear

 Con las manos en la masa:

Preparamos todo, además del molde que le ponemos papel de horno, y, comenzamos a batir  los huevos, bien todo, junto con yemas, claras y azucar o, claras y azucar hasta alcanzar punto nieve, donde añadiremos las yemas, el yogur y el aceite. También la ralladura de piel de limón.

Mezclar con espátula y movimientos envolventes e ir añadiendo la harina tamizada para que no haya grumos.
Espolvorear un poco de harina sobre las pasas y añadir a la masa.

Volcar en el molde, igualar. Repartir las nueces por la superficie. Espolvorear con azucar. Hornear a 180º durante 35-40 min. hasta que se despegue del papel. Dejar enfriar sobre rejilla y desmoldar al de 10 minutos. Y esto es todo amig@s. A disfrutar!!



En el momento de escribir este post, esto es lo que queda, la muestra.




miércoles, 29 de octubre de 2014

Ensalada de tomates,hojas de rúcula, cabra y piñones.




A punto de adentrarnos en la campaña del frio, la más larga del año, todavia apetecen los platos frios y crudos, las ensaladas, para refrescar nuestros cuerpos, cansados de tantos calores, hartos de comidas, de bebidas y demás extras que solamente aparecen en las vacaciones estivales.

En nuestro país, las ensaladas suelen abundar en la mayoría de los hogares, en casi todas las mesas, presidiendo el centro a modo de picoteo o como plato de entrante individual. Esta que nos ocupa, es extraordinaria en  plena temporada de los tomates, madurados en la mata y al sol, de color rojo intenso y con un fuerte aroma. 

Hay que tener en cuenta que al llevar más elementos que simplemente lechuga, tomate y cebolla (ensalada clásica), se puede tomar como plato único, por su poder saciante y  equilibrio nutricional.






Ingredientes:

Tomates maduros
Hojas de rúcula fresca
Rulo de cabra
Azucar moreno
Olivas negras de Aragón
Anchoas
Piñones
Aceite de oliva virgen
Vinagre
Sal
Pimienta negra
Ajos
Alcaparras



Preparación:

La tapenade: retirar el hueso de un puñado de olivas negras y picar hasta convertir en  una pasta. Machacar en mortero junto con un poco de ajo, media anchoa en salmuera y unas pocas alcaparras. Añadir zumo de limón recién exprimido y ligar con aceite de oliva hasta que tenga textura de salsa un poco espesa. Reservar.

La vinagreta: mezclar en un vaso cuatro partes de aceite, una de vinagre de vino, pimienta negra molida, pizca de sal y pizca de azucar. Remover hasta emulsionar. Reservar.

Tostar en sartén un poco los piñones. Reservar.

Freir o tostar unas varitas de pan. Reservar.

Pasar las lonchas de rulo por azucar moreno y llevar a una sartén o plancha durante unos segundos por cada lado para caramelizar. Reservar.

La ensalada: Disponer en la fuente una cama de hojas de rúcula. Aliñar con la  vinagreta. Encima colocar el tomate cortado en lonchas, tacos o como más guste. Repartir unas lonchas de queso  rulo de cabra y los piñones tostados con unas cucharadas de la tapenade. Tambien se puede poner la tapenade sobre el pan en un lateral o una cucharada de tapenade en el centro y sobre ésta clavar las varitas de pan. Hacer un aliño final del conjunto con la vinagreta.
Nosotros añadimos  unas cucharadas de aceite de albahaca.